martes, 18 de mayo de 2010

Hermanos (Jim Sheridan, 2009)

Como lo supieron Salinger y Michael Jackson, cuando se es niño se tiene una inocencia de la que es una pena despedirse. Al igual que en su anterior película estrenada en Uruguay (Tierra de sueños, una fábula neoyorquina que no estaba mal), en esta nueva del irlandés Jim Sheridan, los niños son omnipresentes testigos, víctimas y motores de las tragedia del mundo adulto. No hay nada infantil en la historia que cuenta Hermanos (remake de una película danesa que exhibió Cinemateca en 2007) que habla de un muchachón que sale de la cárcel justo cuando su hermano marine se va a Afganistán y deja a su mujer y dos hijas en casa. Lo que importa es la relación que surge entre los cuñados que son prudentes (apenas un beso medio pudoroso después de fumarse un porro) a pesar de que piensan que el marido devenido Odiseo murió en la guerra. No había muerto, sino que pasó una temporada prisionero de unos talibanes malísimos que lo obligan a hacer una cosa malísima. Para cuando consigue volver a casa, ni él, ni su hermano, ni su esposa, ni sus hijas son lo mismo. Y las cosas se ponen bien feas porque no es fácil lidiar con los fantasmas de la guerra. Sheridan (el director de Mi pie izquierdo y En el nombre del padre) está más preocupado por retratar el daño colateral que genera una guerra en una familia que por analizar las razones por la que Estados Unidos está en Asia Central, por ejemplo. Su tema, que siempre está presente en sus películas, es la familia y cómo hace frente a los residuos que deja el deber patriótico. Por eso en todo momento, la catástrofe está mostrada en las consecuencias sobre los hijos de la pareja quienes miran con ojos espantados lo que los adultos están, sin quererlo, haciendo con ellos. Esa es la mejor apuesta que hace la película. El principal reparo, en tanto, está en unas cuantas inconsistencias del guión, un par de lugares comunes y frases conocidas y que todo vaya derivando en el melodrama ramplón. La dirección convencional (el reflejo de un espejo muestra la doble personalidad del soldado; así de convencional) que igual alcanza para disimular las pocas cosas que se tienen para decir, es lo mínimo que se le puede pedir a Sheridan. La actuación de Tobey Maguire puede pasar por exagerada pero está dotada de una intensidad que no aplica cuando es el Hombre Araña; Natalie Portman y Jake Gyllenhall están bien. Así Hermanos es un entretenimiento válido para esas tardes de exigencia media que, es una pena, mucha veces son las que más abundan.
Acá, la sinopsis.

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